martes, 21 de mayo de 2013

Los orígenes de la JMJ

Los orígenes de la JMJ Los antecedentes históricos de la JMJ remontan al año 1975, con el encuentro internacional de jóvenes que tuvo lugar en Roma durante la semana santa del Jubileo o Año Santo de 1975, siendo papa Pablo VI, como clausura de la I Marcia Internationale della Reconziliatione Cristiana que recorrió el camino de San Francisco desde Asís hasta Roma, en la que participaron jóvenes llegados de numerosos países del mundo. El Beato Juan Pablo II y Eduardo Pironio, propulsores decisivos de la Jornada Mundial de la Juventud. Durante el Jubileo de 1983-1984, llamado Año Santo de la Redención en recuerdo de la muerte de Jesucristo 1.950 años atrás, entre las distintas celebraciones dedicadas a la juventud, la más importante tuvo lugar en la vigilia del Domingo de Ramos de 1984 en Roma. Más de 300.000 jóvenes procedentes de todas las partes del mundo (y albergados por cerca de 6.000 familias romanas) participaron en el Jubileo internacional de la juventud.3 Además de muchos obispos, estaban también presentes el Hermano Roger y la Madre Teresa de Calcuta. El papa Juan Pablo II obsequió a los jóvenes con una cruz de madera que simbolizaba "el amor del Señor Jesús por la Humanidad y como anuncio de que sólo en Cristo, muerto y resucitado, está la salvación y la redención". Tras este evento el Papa instituyó la Jornada Mundial de la Juventud. El cardenal argentino Eduardo Pironio, designado presidente del Pontificio Consejo para los Laicos pocos días antes del Domingo de Ramos de 1984, habría realizado la propuesta de instituir la Jornada,4 y se lo considera su co-fundador.5 El año 1985 fue proclamado por la ONU Año Internacional de la Juventud. La Iglesia organizó un nuevo encuentro internacional el Domingo de Ramos, el 31 de marzo, con otros 350.000 jóvenes que se reunieron en la Plaza de San Pedro.6 Tras este evento el Papa instituyó la Jornada Mundial de la Juventud. El Domingo de Ramos de 1986 tuvo lugar en Roma la ya primera Jornada Mundial de la Juventud, la primera de una serie que contribuyó a atribuir al papa el apodo de "El Papa de los jóvenes". En aquella ocasión Juan Pablo II invitó a los jóvenes de todo el mundo con la carta Siempre prestos a testimoniar la esperanza que está en vosotros, dando su apoyo a la realización del evento en la ciudad de Buenos Aires. De allí en adelante, la Jornada Mundial de la Juventud se celebró cada año, el Domingo de Ramos, en todas las diócesis. Cada dos o tres años (ver cuadro en la sección Eventos de la JMJ en la Historia) este acontecimiento asume el formato de una reunión internacional, y jóvenes de todo el mundo se reúnen en la ciudad indicada junto al Papa para compartir su fe con la de los demás y meditar sobre el mensaje que el Papa elige para cada ocasión. El organismo encargado de la organización y de la coordinación de las Jornadas Mundiales es el Pontificio Consejo para los Laicos, cuya sección joven fue instituida en el 1985.7 El cardenal argentino Eduardo Francisco Pironio, como presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, se convirtió en responsable de esas jornadas y como tal llegó a ser uno de sus principales propulsores. Pironio acompañó a Juan Pablo II, no solo en las ediciones organizadas en la diócesis de Roma, sino en las realizadas en Buenos Aires (1987), Santiago de Compostela (1989), Częstochowa (1991), Denver (1993) y Manila (1995).

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